jueves, 14 de agosto de 2008

Todo lo demás es secundario

Antonio se despierta en casa con una resaca monumental. Se esfuerza en abrir los ojos, y lo primero que ve es un par de aspirinas y un vaso de agua en la mesita de noche. Se sienta y ve su ropa toda bien limpia y planchada frente a él.

Antonio mira alrededor de la habitación y ve que todo está en perfecto orden y limpio. El resto de la casa está igual. Toma las aspirinas y ve una nota sobre la mesa:
"Cariño, el desayuno está en la cocina, salí temprano para hacer unas compras. Te quiero".

Así que va a la cocina, y cómo no, ahí estaba el desayuno y el periódico del día esperándole. Su hijo también está en la mesa, desayunando. Antonio le pregunta:
- Hijo, ¿qué pasó ayer por la noche?

Su hijo le contesta:
- Bien, pues volviste después de las 3 de la madrugada, borracho y con delirios. Rompiste algunos muebles, vomitaste en el pasillo y te pusiste un ojo morado cuando te diste contra la puerta.

Confundido, Antonio pregunta:
- ¿Y cómo es que todo está tan limpio y ordenado, y el desayuno esperándome en la mesa?

Su hijo contesta:
- ¡Ah, eso! Mamá te arrastró hacia el dormitorio y cuando intentó sacarte los pantalones, tu gritaste: "¡Señora! ¡Déjeme en paz, soy un hombre casado!"

2 comentarios:

yomismamente dijo...

Muy bueno, sí señor!!!

(Qué pocos "Antonios" hay por ahí...).

Un saludico!!! :)

David Rguez. dijo...

Lamento? tener que darte la razón... pero, y entonces, por qué sólo queremos un "Antonio"?