Antonio mira alrededor de la habitación y ve que todo está en perfecto orden y limpio. El resto de la casa está igual. Toma las aspirinas y ve una nota sobre la mesa:
"Cariño, el desayuno está en la cocina, salí temprano para hacer unas compras. Te quiero".
Así que va a la cocina, y cómo no, ahí estaba el desayuno y el periódico del día esperándole. Su hijo también está en la mesa, desayunando. Antonio le pregunta:
- Hijo, ¿qué pasó ayer por la noche?
Su hijo le contesta:
- Bien, pues volviste después de las 3 de la madrugada, borracho y con delirios. Rompiste algunos muebles, vomitaste en el pasillo y te pusiste un ojo morado cuando te diste contra la puerta.
Confundido, Antonio pregunta:
- ¿Y cómo es que todo está tan limpio y ordenado, y el desayuno esperándome en la mesa?
Su hijo contesta:
- ¡Ah, eso! Mamá te arrastró hacia el dormitorio y cuando intentó sacarte los pantalones, tu gritaste: "¡Señora! ¡Déjeme en paz, soy un hombre casado!"
2 comentarios:
Muy bueno, sí señor!!!
(Qué pocos "Antonios" hay por ahí...).
Un saludico!!! :)
Lamento? tener que darte la razón... pero, y entonces, por qué sólo queremos un "Antonio"?
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