Aun así conseguí robarle todavía más horas al sueño e ir de pateo con Martín y mi gurú del senderismo al Barranco de los Cernícalos, y vaya si mereció la pena. Desconexión total durante toda una mañana entre árboles, cascadas, algo de sol y muchas risas.
El sitio es sencillamente impresionante, está a dos pasos de la civilización y por momentos parece que estás en medio de la selva. No faltó alguna caida tonta y un buen baño de agua... helada! Como siempre, aquí les dejo el reportaje gráfico.
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4 comentarios:
Jo joooo el baño y la casi estampida que te lleva por delante :p jajajaja. Algún día volveremos jajaja Me lo pasé genial, ¿se nota?
...y tu carrera cuesta abajo y sin frenos, trillando el conocimiento, a pique de llevarnos un disgusto... :P
Es lo que siempre te digo: ¿para qué más? Si sí, bien, si no, también... ;o)
a ve si un diita planeamos una...que a mi me encanta pero con los 3 caminos reales que conozco...capaz que acabamos en el fondo de un barrancoXD
Pues no tenía ni idea de que te gustara, nosotros solemos hacer al menos un pateo cada dos meses aproximadamente y sería genial contar contigo y con los tuyos, si también se animan, así que te mantendré debidamente informado.
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